Todo tiene un por qué. lo que pasa y lo que no. Todo radica en uno y repercute en un todo desde el acto más simple hasta el suceso de descomunales dimensiones. Es un dominó constante que nunca vamos a frenar pero sí elegir qué forma puede llegar a tener. No somos Dios y a la vez todos los somos.
Es tan complicado predecir un hecho... Tenemos fórmulas para medir superficies, calculas distancias, mezclar colores, fabricar objetos y sin embargo seguimos librados al azar, la Fortuna, omnipresencias que en cada paso convierten los hechos a su antojo.
Por momentos todo parece tan equilibrado y ordenado que no podría creer que este Universo esté ligado a las casualidades ordinarias.
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