Se trata de estar en sintonía, descubrir cuántos bordes tiene y no pretender que se convierta en otra cosa. Lo bueno es y se transforma a su tiempo, en su espacio. Nosotros aceptamos el cambio y somos.
Resistir, ¿para qué? Yo lo miro entrar y salir, pasear, posar, pasar. Todo se vuelve más relajado. Somos un lindo recuerdo.