Fieles

08 noviembre 2011

Llevamos las cosas a un nuevo extremo. Dejamos la competencia de poder. La necesidad de mando quedó en el destierro, ahora sabemos que los dos ganamos (porque nuestra soberbia jamás reconocería que los dos perdimos).
El riesgo es seguir adelante, sabiendo lo perjudicial que puede ser para cada uno. Dos niños heridos, en su estado de libertad y revelación. Dos personajes tan opuestos que manejaron los parecidos como línea de atracción.