Fieles

10 enero 2014

Dejé de quejarme, dejé de postergar, dejé de pensar en potencial o en condicional dejé de dejar y empecé a hacer.
Junté de esas cosas que nunca supe continuar: perseverancia, paciencia, esfuerzo, continuidad. Calma para entender que no todo pasa YA, templanza para recibir a los resultados cuando estén listos para venir.
Fijé los objetivos y en el proceso aprendi a ver que el día a día tambien es el camino y de él es que voy a recordar una vez llegada la ''meta''.
Me sentia realizada solamente sabiendo que lo estoy intentando.

Todo perfecto, hasta que te vi.
Ya había olvidado lo que era tener un problema, una angustia, algo que fuera una preocupación genuina. Mi 2014 arrancó tan liviano que ya no recordaba lo que eran esa clase de sentimientos. ¿Por qué perdería tiempo y sueño en ellos? Pero te vi y de repente me paralicé.
Te reconocí a lo lejos, tu forma de caminar y tu ropa de verano, sé que tu look cambia cuando no aguantás el calor. Venías de la estación y venías acompañado, también la reconoci.
Eran segundos, dudas. Ibas a pasar por al lado mio, qué ibas a hacer? Indiferente? cruel? No podía dejar de mirarte y tampoco descontracturar mi cuerpo que mientras esperaba el colectivo apurada porque llegaba tarde, se olvidó del gimnasio, se olvido de la ropa, para recordar ese sentimiento tan visceral y angustiante: el amor y el odio, el abandono y la indiferencia. Morir por un abrazo y morir por un ¿por qué?
te conozco tanto que juraría que a pesar de toda esa mierda, esa capa que se pegó a tu piel y como nunca te arrepentis de una decisión crees haber hecho lo correcto, pero me miraste, no aguantaste mis ojos sobre vos, mi dolor te daba culpa y me saludaste, totalmente atemorizado.
Esa bronca, esa mirada que jamas creí que podría sentir hacia vos, apenas pasaste por mi espalda me desmoronó. rompí en llanto. sequé mis lagrimas mientras subía los escalones del colectivo y pedí $2.50 con una sonrisa, con mis colores y mi esencia intentando florecer.
Me senté, lloré desconsoladamente, lloré con el hilo de angustia sobre la laringe, la presion en el pecho, el vacío en los pulmones. Lloré, al recordar que Tina tiene razón, que ÉL ES. Pero hoy sé que yo también SOY, con bronca, la que no me identifica pegue patadas y puños al viento en la clase, el mejor lugar para descargar hasta que sentí como mi energia se iba, por vos? era justo eso? Me recorde a mí, ahora que trato de ser mi centro y brillé, un poquito mas, un poco menos que ayer, pero dejandote fluir y salir de mi cuerpo.