La taza arriba del escritorio, ya seca. Al lado de las migas de alfajor de chocolate que pronto caerán a la alfombra donde está arrodillada.
El Ares está encendido, Charly con su viernes 3am intenta quemarle la cabeza y de fondo allá a lo lejos se escucha la radio AM que quedó en la cocina prendida por su vieja, cocina que debería ordenar, así como su cama, que en gran desastre está, con las sábanas y frasadas por el piso.
Pero no quiere juntarlas, no quiere pararse, no quiere dejar de pensar que nada vale. No la quiere odiar, la otra no tiene la culpa de lo que pasó, pero es más fuerte que ella, no puede, no lo domina, no lo quiere dominar.Y esa envidia superflua se convierte en un odio patético, hacia la otra, hacia ella misma, hacia lo que NO es porque NO quiere, porque no intenta, porque simplemente no le pone onda.
''Vos seguro que te levantás muchos pibes'' dice aquella que la ve todos los días pero no la conoce.
Ella no lo cree, no funciona así, no sucede y es verdad, no sucede.
No sé que quiere, busca lo que se espera a los 18, 20, 24, no ahora, y si lo hay ahora, no es como ella pretende.
Ahora reaccionó, cambió el tema de Charly, por uno más destructivo, para variar.
Las sábanas siguen en el piso, la radio encendida, la taza a punto de caerse. ¿Las migas? ¿Dónde quedaron las migas?