Darse cuenta que ''darse cuenta'' sería el primer paso,
el segundo, hacerce cargo.
Una persona fantasía. Baila y gira, gira y gira. Ve lo que no ve y piensa lo que no existe. Agiganta talles y achica sonrisas. Porque no es, pero quiere ser. Se rie en silencio, se rie con los ojos. Los pómulos se tensan y el estómago se contrae de tanta risa. Esos son buenos días.
Una persona fantasía pisa la realidad y la salpica con otros mundos. Crece desde lo cotidiano y se deslumbra con la lluvia de luz filtrada por la persiana. Se llena de suspiros, los pulmones se le estiran y el pelo canta cuando se enrieda por la mañana. Esos también son buenos días.