Te extraño, pero con bronca, sí. Porque no puedo saber si está bien extrañarte o no, si algún día vas a aparecer o si el tiempo indiferente te llevó muy lejos.
El otro día nos cruzamos y sé que me viste. No pude evitar clavarte la mirada porque antes, antes nos reíamos juntos y entre tus humos escuchaba tus soliloquios románticos, como todo un poeta.
La última vez que hablamos, volviendo de ese viaje, sé que te grité y te contesté mal, un tiempo despúes me enfermé y cuando volví a lo cotidiano vos no eras parte de todos los días.
Sos una gran duda, una figura con mil preguntas. Un abrazo que no está, unas fotos que sin querer velé, ¿te acordás? Te había prometido tantas sesiones de fotos, tantas que este verano quería empezar con vos para no olvidar los recreos juntos.
Cuántos escritos hablaban de nosotros, vos me endulzabas mis oídos y yo tus ojos, porque nuestra amistad era un poema, un juego de palabras.
Vos, un manifiesto hacia el orgullo, siempre. Creo que pocas veces dejaste el ego de lado, pero no te lo reclamo, aunque espero que no sea esa la razón.
Y aún así, tan ajena a tu vida como vos a la mía, te recuerdo, para bajar esa barrera de indiferente, no lo puedo finjir, todos ellos se dan cuenta, ya me conocés, me vuelvo muy transparente.
Me gustaría no creer en el adiós.
Fieles
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)