Llueve, y sé que va a llover cuando te vea, recordando que no hay placer mas exquisito que quedarme en vos. Retengo cada uno de tus movimientos para saber que eso celeste que me mira no es falso, hay una profundidad y un horizonte atravesado por la luz de la ventana, un frío seco que se quiebra en un desfallecer contra tu hombro.
Las almas repudian todo encierro y es un grito liberador el que las separa de todo corpus oprimido, masas en reencuentros de piel blanca.
Sos mi beso de labio mordido, una marca de costillas sensibles, un pedazo de tacto frío y al tiempo indiferente, Relojes se pudren en sus mentes ya.

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