Vemos un final, sin empezar la historia, dramatizamos, auspiciamos un catastrofismo con tan solo un acto, un hecho, una palabra, una situación. ¿Y qué hay del otro lado de nuestro punto de vista? ¿Acaso, por no poder verlo claramente, va a estar mal?
Generalizamos como no nos gusta que nos generalizen, callamos esas voces que nos hacen ruido y posiblemente tengan una explicación, clausuramos la historia, sin haberle dado un nudo, llegamos al final, sin saber por qué, ¿La razón? No supimos escuchar.
Escuchar es clave, escuchar y comprender
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