Fieles

18 junio 2010

Con C mayúscula

Indomitamente, intentás saquear mis ideas, envolviéndote en los nudos de mi masa encefálica, triturando mis engranajes, esquivando la salida porque pretendés instalarte.
Carburás las bálbulas oxidadas, aquellas que me sometieron a una bruma incinerable, producto de un ritmo unitario.
Rehacés a tu antojo y ya no te cuestiono, porque dentro del estiramiento facial conforme y las quejas dubitativas, te plasmo donde nadie me juzga, sin apelar a la racionalidad porque de este modo no desterraría, en moléculas pesadas, cada instante adjunto al deseo inaprensible.
Te adueñás de mis circunstancias para recargarte y convertirte en el vórtice del asunto realmente inapeable.
Apresaste mi resistencia y aun sostengo ingenuamente que no me entregué a tus presuntas pretenciones.

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