Hay una lagartija en mi cuarto. Se metió en mi placard y temo que cague mi ropa. No la puedo matar no solo por el profundo pánico que me invade ni por el hecho en sí que ya perdí su rastro si no por mi ética de no poder matar, ni a una mosca. (Salvo mosquitos pesados y arañas que si no los mato me pican).
El mejor amigo de mi ex mejor amigo tiene mi celular, por suerte sin batería. No se cuando me lo va a poder devolver y tampoco tengo la certeza de que lo tenga él y no se haya caído en la calle cuando bajé del auto.
Cuando llegué a la estación de tren a las 23:30, intenté desesperada llamarlo porque me había anotado su numero en el cuaderno de guión en caso de que me quedara sin batería antes de encontrarlo. Pero para variar, en mi despiste me comi un numero y no había forma que el teléfono público me comunicara con él. Se acercó un flaco que sentí su mirada a lo lejos sobre mi nuca para ofrecerme ayuda. Me prestó su celular y me dijo que llamara o hiciera lo que necesitara. Mientras yo intentaba comunicarme con Ale, comenzó a buscarme conversación y afirmó: a vos te gusta Spinetta.
-Sssssi... ¿Como te diste cuenta?
- Das ese perfil.
Luego me contó que era músico y que iba a tocar con el batero de Spinetta. Buscó una fan a cambio de una llamada desesperada. Cuando terminé de usar su celular y mi facebook en él, se buscó a sí mismo en su cuenta para que escuchara su música.
El otro dia fui a bar que tenian un metegol. Estaba en el medio de una ''cita'' y no podia dejar de pensar que moría por jugar un rato. Lo miraba a lo lejos, deseándolo. Por momentos un par de gordos borrachos lo ocupaban y festejaban airosos sus jugadas. Yo en el rincón, sentada, intentando comportarme como una bella dama. Cualquier hombre creo que se prendería a jugar si alguien se lo propone pero mi necesidad de hacer las cosas bien y correctas no me permitió darnos ese gusto.
A veces tengo miedo de cosas tan tontas: lagartijas, celulares, el ridiculo.
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