Fieles

25 febrero 2014

Sentido de vida

A veces siento que no vamos a ningún lado, pero tranquilos, no lo digo como algo malo. Somos jóvenes, ¿Qué podemos pensar acerca de ello? ¿Una casa, un trabajo, una familia, chicos corriendo por el jardín? Es todo tan lejano así como los días de la infancia donde yo era la que corría por el jardín, incluso aunque el mío no era muy grande para correr pero, entienden a lo que voy.
Hay algo grande que nos espera y eso nos relaja, es tan sencillo y distante como manejar. ¿Cuántas personas en el mundo tienen el registro de conducir? No implica mas que un par de clases o un conocido que te enseñe, la prueba, y ya está, credencial en mano. Pero hay tantos otros que no manejamos, que no tenemos una familia (creada por uno) una casa, un trabajo. Aun así no importa por ahora, somos jóvenes y vivimos de los sueños, los libros y las películas a la madrugada. salidas a la noche, drogas paralizadoras o el alcohol tan (asquerosamente) bien acepado.
Creo que puedo con esta vida, si la observo desde un marco teórico. Es solo una sucesión de rutinas (espantosas), deberes y algunos sobresaltos propios. Vivir, convivir, estudiar, enloquecer, salir, crear y esperar a que todo eso se vuelva a repetir pero en órdenes distintos.
Pero la vida no es un marco teórico, es la cosa más experimental que podemos atravesar. La mía es prueba y error, con muchas constantes que detesto y otras variantes que necesito.
¿Podría imaginarme la mía sin aconsejar? Soy una aconsejanómana empedernida. No hablen conmigo de sus problemas si no esperan que tenga la necesidad de resolvérselos. Todo el tiempo siento que tengo que salvar al mundo, aun cuando se que es improductivo en algunos casos. ¿Por qué? Simplemente porque no puedo hacer que los demás hagan lo que no quieren hacer aun cuando sea la solución mas conveniente. ¿Por qué necesito ocuparme de problemas ajenos? Mis amigos en su rol de psicólogos lo contestarían muy fácil: Porque no quiero hacerme cargo de los míos.
¡Qué absurdo! ¿no? Tanto como decir que soy una negadora.

09 febrero 2014

Después de Ana

Somos ideas y movimiento; y  las ideas no deben quedar atadas.
Quiero seguir escribiendo pero ya no sé cómo. Últimamente no necesitaba esforzarme para hacerlo, solo fluía, ahora ya se quedó atrás y no quiero usar más palabras como consumida, hundida, palabra ¿Por qué todo tan poético? ¿Por qué le huimos (huir, otra palabra poética del 1700) al lenguaje coloquial? ¿Quien dice que no podemos aun así hacer magia con él? Podemos hacerlo temblar en el humor, estacar una sonrisa a la silla del espectador ¿y no somos capaces de tomarlo en serio para la literatura? Es un castigo para el lenguaje. Y no hablo de los modismos que puedan llegar a utilizar ciertos personajes de grupos sociales como  muletilla, un DNI de su grupo social, que ya con el estigma cultural que acostumbramos a usar conocido como prejuicio, catalogamos (y nos sentimos capacitados de ser catalogadores) de cuanto ser rose nuestros oculares. Quisiera ser libre de eso, porque una vez que yo deje de hacerlo no me va a importar que los demás lo hagan conmigo.
¿Acaso por que debería importar? ¿Qué es lo que nos convierte en seres humanos tan distintos  para pertenecer a una clase u otra? No es mas que la misma elección de cada uno de las valoraciones sociales que se presentan. 
Son costumbres de los Nyc (nacidos y criados) sin embargo, empero, no podemos sujetarnos a nuestra formación de la infancia para creer que ESO es lo que somos. Terminaríamos reconociéndonos como un producto de la influencia de los demás y es ahí donde debería entrar la capacidad de optar como así mismo la noción de tomarnos a nosotros mismos como sujetos singulares.