Ya está, lo dije. En condiciones poco prudentes, en la cara de todos, en el despecho de la inocencia.
¿Qué mas da? Somos tan distintos que ni siquiera entiendo cómo rosan esas ideas románticas por mi cabeza.
Nada, nada nos une y aun así me gustaría que lo hubiera.
Me da vergüenza pensarte como alguien importante. ¡¿Qué digo?! ¡Me da vergüenza pensarte! Ser la burla de un sentimiento pueril. Ser mi propia contradicción y lo peor de todo, ser tu indiferencia.
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