Tengo sueño y podría caer contra el teclado.
O conformarme con recodarte.
O levantar el celu del piso y llamarte.
Pero no tengo crédito y la boleta del telefono fijo ya la tuve que pagar. Dos veces, no.
Te escucho al oido, aunque quien sabe donde estas ahora, sumergido en un surrealismo.
La luz que veo cuando cierro los ojos me dice que te voy a volver a ver,
y esa vez,
sí va a funcionar.

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