Hay una pequeña mujer en proceso, sentada en un banco cada mañana que yo ya no veo, pero sé que detras de la infinidad de esos rulitos que rebotan, hay una sonrisa que no sale, se la tragó la boca, y la vida, con tantos problemas. Cuando ríe es por compromiso, pero ya no libera esa magia con la que vuela Peter Pan, ya no mira a su alrededor con la esperanza que algo cambie y por más que no la tenga cerca y no la vea, sé que no está bien, podría describir cada uno de sus frases y pensamientos, la percibo por las noches, son esos momentos que la invoco y ella me llama, por mi nombre, mi nombre para ella, motivo de blancura, de risas pasadas.
Este post, se lo dedico a su sonrisa, a la que en algún tiempo lució con franqueza, exquicitez que no muchos veían ni supieron aprovechar, sonrisa que era del aire, mía, de todos, sonrisa que extraño, sonrisa que el tiempo me devuelve.
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