Es mi escape dentro de todo este ruido, con la habilidad de amoldar su hombro para el descanso de mi cabeza, de hacerme reír y sacar mis carcajadas que ultimamente quedan trabadas en mi garganta.
Podría haber sido el peor de los días, o el mejor...
Pero lo nivela, dejando la ansiedad de lado, haciéndome pensar nuevamente en esas cosas que están pero solo pocos como nosotros vemos (y entendemos).
Somos parte de una realidad paralela, así nos manejamos, un código implícito compartido, para vivir una vida diferente, por un rato, como un juego.
Juego de nunca acabar, de risas y humor absurdo, bizarro, espontáneo, surrealista.
Actos que no son por inercia, si no emoción, de vivir el momento, de ser quienes somos aunque ellos no nos vean.
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