Fieles

10 enero 2012

naturaleza personalizada

Salir del Cardoso e ir a la plaza a despejarnos una rato ya se había convertido en una especie de ritual para Carla, Lauti y para mí. Obviamente eran salidas no oficiales y creo que hasta el día de hoy despues de cuatro años de mi retirada, mi madre no tiene la mínima idea de ello.
Mas que salidas no oficiales era completar una infancia que ya se extinguia en los finales de nuestros 13 años.
Cuesta abandonarla y muchas veces creo que la adolescencia es parte de ello.

Ese día Lauti y yo estábamos solos, como único momento en el día en que podía atontarme mirándolo sin discimular para los demás, solo para él, aunque de colgado que era no se daba cuenta de lo que realmente me pasaba.

Un rato en las hamacas, sentados conversando quién sabe de qué, porque a veces no le prestaba mucha atención a sus palabras, y de ese día despejado comenzaron a caer gotas, al principio ignoradas, que después dejaron de pasar desapercibidas cuando vimos una unica nube arriba nuestro, de las hamacas, una nube personal, que sólo tenía ganas de molestarnos a nosotros, agarrados de la mano, atónitos al contemplar un fenómeno único, una naturaleza personalizada.

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