Fieles

23 julio 2011

Hapiness is a warm gun

Nadie debería pagar caro el precio de la felicidad, porque sin siquiera sacar la billetera te podés dar cuenta que pasa por uno mismo.
Así como nos boicoteamos, nos autocriticamos y etiquetamos de uno y mil defectos, asi también podemos por qué no, aprobarnos y elogiarnos, ya sea por cantar bien, saber una coreografía, tener una voz de locutor, cocinar bien, o simplemente pintarse las uñas sin que se te corran. Virtudes hay miles.
Acaso, si un conjunto de defectos hacen un estilo, ¿Por qué no podemos vivir con eso y convertir cada defecto en la sombra tenue de nuesta virtud? Porque como bien dijo mi querida profe de teatro, defectos y virtudes estan ahí por algo.
Quizás en vez de llevar a cabo siempre una lucha a muerte con nuestro anti-ego, podríamos amigarnos con él de vez en cuando y contemplar con claridad, que no somos enemigos de nosotros mismos.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario