A veces me pregunto, hasta qué punto se puede ser uno mismo, hasta dónde la escencia frenética de uno, sale a la luz y dispara contra el entorno, cuánto perturba, cuánto enriquece, si nuestros defectos más estúpidos e ingenuos pueden ser la característica más latente y sincera de cada ser.
Si acaso aprendemos de nuestros errores, ¿Cómo es que pretendemos alcanzar la perfección?
Si acaso aprendemos de nuestros errores, ¿Cómo es que pretendemos alcanzar la perfección?
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