Fieles

04 enero 2011

Crónica de una ausencia

Te extraño, te extraño mucho, y aun más que eso, te necesito. Y con necesitarte no logro más que la misma ansiedad, la que intento frenar con una carta que no leerías, porque no estás, y he aquí el motor de mi inestabilidad.
Parece mentira que solo dos días pasaron, donde ya la desazón apareció sutilmente hasta el punto de instalar la desesperación,  como si dependiera de vos, lo pongo en duda, ya  no lo sé, porque nunca reparé en el instante donde te hiciste indispensable.
Ahora, todos los caprichos que complaciste se convierten en consecuencias y vos no sos consiente de ello y mucho menos de la solución, porque no estás.
Mi te quiero se dice al viento donde nadie lo escucha, mi mano está destensa porque no sostiene la tuya, porque no estás y entonces me conformo con un teclado que podrá ser el reflejo de la crónica de una ausencia pero jamás responderá más de lo que yo escribo.
Así, asumo el sinsabor de un presente permanente, cuando las paredes no escuchan, las almohadas no abrazan, los teclados no responden y la vida no sigue, porque no estás.

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