Fieles

27 noviembre 2013

Capas de cebolla

Necesito escribir como cuando creía que tenía talento. Era muy fácil tener 15 años solo que yo no lo sabía o no lo veía así, incluso creía que tener 18 iba a ser fácil.
Soy un drama en mi vida, un drama constante y cuando no lo soy lo busco, porque nada es lo suficientemente divertido, bueno, cool, o arriesgado para conformarme.

Si algo le falta a mi vida, más que un amor, es un dealer
me dije alguna vez.

Ultimamente ni yo soy conciente de lo que hago pero me parece divertido, bueno, cool, arriesgado, ingenioso. Supe captar el arte del disimulo, convencí hasta a mi mismo cuerpo de hacer desaparecer cada síntoma que podría delatarme.
La noche del sábado me quedé por la mitad, en un lugar totalmente snob, o en términos más criollos, bien careta. En otro momento hubiera sentido una envidia inigualable de los tubos de ensayo que tenían esas chicas como piernas, con todas las miradas clavadas hasta los tobillos, pero no me daba el tiempo para pensarlo, mi cabeza tenía que decirle a mi cuerpo que disimule, que no cierre los ojos pero tampoco los abra tanto, que no baile como imitación barata de Sandro pero tampoco quedarme cual freaky en la zombie walk, que fuera lo justo y necesario. ¿Acaso se pueden pensar varias órdenes a la vez?

''Sé que mi cabeza pensaba y mucho sin embargo las luces me hacían moverme, ni yo se por qué me dejaba, era Extasis (no hablo de la pastilla si así lo están malinterpretando), si, al fin entendía qué decia Charly, no había otra palabra que definiera mejor toda la secuencia, era un orgasmo musical, un acto de imagen y sonido jugando con todo mi cuerpo.''

Quizás llegó la hora de parar...
 (me miento a mi misma, como si no me conociera, como si no supiera que no lo voy a hacer).

''Todavía se puede un poco más''
 o ''Esto recién empieza... ''
se vuelven unas de mis frases favoritas.
Me gusta tomarlo como un juego, un rato y ya...
Es parte del aburrimiento.

**





17 noviembre 2013

7.11

Todo se intensifica, los colores con vívidos contrastes en un sin fin de fotogramas que se consumen cada parte del tiempo derritiéndolo indecifrablemente. Las vueltas cada vez son más cerradas, penetran en un eje de paralaje.
¿Este es el fin? ¿Es el fin, querido amigo? Las luces azules te delatan y el blanco no te defiende.
¿Creías termimar con cada frase de un sin resuelto control?
¿Creías haber consumido lo suficiente?
No puedo controlarlo. Los colores aceleran el pulso y cada movimiento es tan hondo y variado que impregna hasta mi última curva.

¿Y si yo no soy yo? ¿Y si no es que todo sucede en camara lenta? ¿Si no soy yo quien percibe si no alguien que juega con el tiempo y hace que se amotine? No le puedo creer al tiempo, me miente, me miente y me confunde, cambia las letras de lugar para que yo no las encuentre.
Hay un quiebre, un cambio de paradigma. Si todo lo que observamos se encuentra sujeto a la perspectiva del observador, será cuestión de girar unos grados y transformar el objeto de estudio.